Bitacora de Antliae en Urantia

Una vez en un bosque lejano empecé a llevar un registro de las cosas que veía a mi alrededor (gente, autos, árboles, calas oxidadas) y pasó el tiempo y ahora lo hago acá. La verdad eso del cuento del extraterrestre en la tierra está tan usado y es mentira... ¿o no?

Nombre: Antliae
Ubicación: Antofagasta, Antofagasta, Chile

Figuro como no conectado en el msn, uso el google earth, trato de escribir acá, me cuestiono todo y me pongo triste.

martes, septiembre 12, 2006

A Dos Mujeres

Estoy enfermo. O sea estaba. Pero era solo un resfrío por
momentos en medio de mi fiebre temí por mi vida y por la
vida de mi organismo, pero ya pasó, o se está pasando, eso espero.
Porque si no se pasa no podré irme al norte. Y algo que quiero
hacer es irme al norte.

En medio de mi enfermedad (que tragedia!!!) le envío un saludo
a dos personas en especial, dos mujeres y ambas habitan la
zona sur de este país. La primera siempre la ha habitado y
una vez nos conocimos y nos hicimos amigos en un bosque
que ya creo que olvidé donde quedaba. Caminaba yo por
entre las hojas y ella estaba apoyada en un tronco, como
esperando que un ave del cielo bajara y se posara en su
cabeza, y se la llevara lejos a las nubes que siempre poblaban
el este de ese lugar. Eso nunca paso y desde esa tarde nos
conocemos. Perdemos el contacto esporádicamente pero
esa es la naturaleza de esta amistad, perderse y encontrarse
mutuamente. Hoy creo que hasta se va a casar pronto,
espero estar invitado. Nunca olvidare el final de un triste
verano no hace mucho cuando al momento de volver, ella
me hizo un regalo misterioso que en el momento no comprendí
y que me alegró todo el año, a pesar de que lo hizo en febrero.

La otra persona a quien dedico este texto es una mujer que
habitaba esta misma región pero partió con su hija al sur,
y hoy ya tiene casa, muebles y está pensando seriamente
en comprarse un automóvil, bueno en realidad siempre
fue ella la que conducía a todas partes en la destartalada
camioneta del papa, y por un largo tiempo teniamos los
viernes consagrados a encontrarnos con un vino, hasta que
odie el vino.

En este texto no hay líneas inspiradas ni bañadas en “poesía”,
solo el recuerdo de dos personas distintas a quien quiero
recordar hoy, pues ambas lo merecen. Hay muchas otras
mujeres que merecen muchas otras líneas, en especial una,
pero ya me duela la cabeza demasiado y me voy a mi casa,
parece que al final no me mejoré del todo.